Ir al contenido principal

Tres poemas de Dom Moraes




UNA VEZ

Te ocurre una vez, y sólo una.
Observas dentro de ti durante muchos años,
un hábito de infancia nunca abandonado,
y un día por accidente aparece un rostro
que reconoces sin haberlo visto jamás.
Rasgos delicados de una raza antigua,
una belleza clásica cincelada sobre piedra oscura
que devuelve el recuerdo de otro lugar
que te fue familiar en un tiempo distinto.
Desde tu exhausta mente la memoria asciende
como se aclara el agua tras arrojarle una piedra;
el mundo hecho carne, su cuerpo de bronce intenso
entre tus brazos muchos años después.
Te ocurre una vez; sólo una.  


TRAS LA PUERTA

Un cadáver viste mis ropas.
Un muerto calza mis zapatos
con sus pies infectos.
Mis anteojos no ven.
Me encuentro ante una puerta
labrada en piedra negra
de la cual no tengo la llave.

Los amigos que hice cuando era joven
patrullan la orilla occidental.
Me piden que traicione
cuando tengo y les siga.
Quizás lo haga, algún día,
pero me ha agotado
este viaje hacia quien soy.

Los trinquetes de la oscuridad
chirrían, y llega el momento
de abrir esa puerta.
El momento de no tener miedo.
Pues haya lo que haya más allá
—ángel, monstruo, o yo—
ha costado muchos años encontrarlo.


EL PROFETA

Perseguí soles desiertos
a solas durante años sedientos,
con un pellejo de cabra alrededor de mi sexo,
cualquier cosa que encontré por alimento,
cualquier roca por refugio,
las visiones en mi ojo
que cartografiaron el lento flujo del viento
en las dunas bañadas por el sol
o la huella diminuta y rayada de la hormiga.
En tiempos me hicieron feliz.

Adornadas de tamarisco
las rubias dunas acaban
súbitamente en la sombra.
Las encrestadas rocas se elevan.
La consabida tierra baldía
besa mis pies desnudos.
Infestado por cosas aladas
el áspero cabello del cielo
pulula por el ojo del sol.
Prendiendo las dunas, los coléricos
vientos apalean la arena. La torpe hormiga
pace en un pasto seco.

Me he hecho viejo.

Comentarios

  1. Quizá no solo una vez... aunque una sola vez baste... porque una vez es suficiente para ver, más allá de la vejez.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Una entrevista con Ana Blandiana

    ANA BLANDIANA: “EMILY DICKINSON HA SIDO MI PROFESORA DE ECONOMÍA”   Martín López-Vega   Ana Blandiana (Timisoara, 1942) es uno de los mayores referentes de la poesía europea actual, y sin duda un referente moral en su país, Rumanía, lo que ha llevado a que se la compare con la rusa Ana Ajmátova o el checo Vaclav Havel. Autora de una novela, nueve ensayos, relatos fantásticos y un buen número de libros de poemas, es también una autora bastante publicada en nuestro país. Periférica ha publicado hasta la fecha sus libros de relatos  Proyectos de pasado y  Las cuatro estaciones ; y Pre-Textos, los libros de poemas  Mi patria A4 ,  El sol del más allá y El reflujo de los sentidos , y, recién salido de la imprenta,  Octubre, noviembre, diciembre . Hija de un sacerdote ortodoxo perseguido y encarcelado por el régimen comunista, quedó por ello marcada como “hija de un enemigo del pueblo”. Tras la publicación de su primer poema en una revista en 1...

Un poema de Jerzy Szymik

  Sara Sampaio (Jerzy Szymik) El cuerpo de veinticuatro años de Sara Sampaio bendice Lisboa en agosto. El cuerpo de Sara de ocho pisos de altura reina sobre la ciudad blanca desde el exterior del centro comercial sede de la compañía telefónica y las grúas de los muelles de Olivais, expuesto a los ojos de todos como los cuerpos de los ladrones en las picotas medievales, los elencos de herejes durante el reinado español o los gladiadores medio desnudos de las arenas romanas de Olissippo. Y, como ellos, despierta deseo, terror, lujuria, abucheos e indiferencia, por turnos. Sara Sampaio es el rostro, las tetas y los muslos de Victoria’s Secret. En esta tarde plateada bajo el cartel con el cuerpo de Sara, que ofrece un rincón a la sombra, leo el Libro de Isaías en mi breviario: “No hay parecer en él, ni hermosura. Le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos” cuando una grúa se eleva para pegar otro cartel sobre el cuerpo de Sara Sampaio. Pero ya contábam...

Dos poemas de Daniel Jonas

 EL MEMBRILLO El membrillo por sí solo ya merecería un poema. No su flácida mermelada,  esa mutilación empalagosa, esa abyecta humillación de un fruto compacto, deslucido, brutal, sino el membrillo protuberante, poderoso, sin sentimientos puesto a secar en un tendedero, combándose bajo tan pesado sol.  UN JARRÓN VACÍO Un jarrón vacío espera una planta, algo que lo sustente, justifique ante el ojo impaciente. Un jarrón vacío vela su vacío la planta que fue o que será.  Humillándose de lluvia.