UNA VEZ
Te ocurre
una vez, y sólo una.
Observas dentro de ti durante muchos años,
un hábito de infancia nunca abandonado,
y un día por accidente aparece un rostro
que reconoces sin haberlo visto jamás.
Observas dentro de ti durante muchos años,
un hábito de infancia nunca abandonado,
y un día por accidente aparece un rostro
que reconoces sin haberlo visto jamás.
Rasgos
delicados de una raza antigua,
una belleza clásica cincelada sobre piedra oscura
que devuelve el recuerdo de otro lugar
que te fue familiar en un tiempo distinto.
una belleza clásica cincelada sobre piedra oscura
que devuelve el recuerdo de otro lugar
que te fue familiar en un tiempo distinto.
Desde tu
exhausta mente la memoria asciende
como se aclara el agua tras arrojarle una piedra;
el mundo hecho carne, su cuerpo de bronce intenso
entre tus brazos muchos años después.
Te ocurre una vez; sólo una.
como se aclara el agua tras arrojarle una piedra;
el mundo hecho carne, su cuerpo de bronce intenso
entre tus brazos muchos años después.
Te ocurre una vez; sólo una.
TRAS LA
PUERTA
Un cadáver
viste mis ropas.
Un muerto calza mis zapatos
con sus pies infectos.
Mis anteojos no ven.
Me encuentro ante una puerta
labrada en piedra negra
de la cual no tengo la llave.
Los amigos que hice cuando era joven
patrullan la orilla occidental.
Me piden que traicione
cuando tengo y les siga.
Quizás lo haga, algún día,
pero me ha agotado
este viaje hacia quien soy.
Los trinquetes de la oscuridad
chirrían, y llega el momento
de abrir esa puerta.
El momento de no tener miedo.
Pues haya lo que haya más allá
—ángel, monstruo, o yo—
ha costado muchos años encontrarlo.
Un muerto calza mis zapatos
con sus pies infectos.
Mis anteojos no ven.
Me encuentro ante una puerta
labrada en piedra negra
de la cual no tengo la llave.
Los amigos que hice cuando era joven
patrullan la orilla occidental.
Me piden que traicione
cuando tengo y les siga.
Quizás lo haga, algún día,
pero me ha agotado
este viaje hacia quien soy.
Los trinquetes de la oscuridad
chirrían, y llega el momento
de abrir esa puerta.
El momento de no tener miedo.
Pues haya lo que haya más allá
—ángel, monstruo, o yo—
ha costado muchos años encontrarlo.
EL PROFETA
Perseguí
soles desiertos
a solas durante años sedientos,
con un pellejo de cabra alrededor de mi sexo,
cualquier cosa que encontré por alimento,
cualquier roca por refugio,
las visiones en mi ojo
que cartografiaron el lento flujo del viento
en las dunas bañadas por el sol
o la huella diminuta y rayada de la hormiga.
En tiempos me hicieron feliz.
a solas durante años sedientos,
con un pellejo de cabra alrededor de mi sexo,
cualquier cosa que encontré por alimento,
cualquier roca por refugio,
las visiones en mi ojo
que cartografiaron el lento flujo del viento
en las dunas bañadas por el sol
o la huella diminuta y rayada de la hormiga.
En tiempos me hicieron feliz.
Adornadas de tamarisco
las rubias dunas acaban
súbitamente en la sombra.
Las encrestadas rocas se elevan.
La consabida tierra baldía
besa mis pies desnudos.
Infestado por cosas aladas
el áspero cabello del cielo
pulula por el ojo del sol.
Prendiendo las dunas, los coléricos
vientos apalean la arena. La torpe hormiga
pace en un pasto seco.
Me he hecho viejo.
Quizá no solo una vez... aunque una sola vez baste... porque una vez es suficiente para ver, más allá de la vejez.
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