TETERA CON CAQUIS Cuando por la tarde las fases del silencio se alargan más que las sombras invernales adviene la idea de la naturaleza muerta. Todo en la estancia se hace imagen; el espectador poco a poco se desvanece tras la puerta abierta. La luz gatea entre muebles y pavimentos, toca la tetera, sobre el plato hay unos caquis, como un fijador vuelve los contornos indelebles. Escribe un libro de las cosas superfluas. Los antiguos maestros japoneses pintaban en el tiempo del nada ocurre el ahora inanimado, tazas y biombos. Y bastaba. ASTRONAUTA EN OCTUBRE Estaba fuera, lejos, semanas sin gravedad, todavía extranjero entre módulos y cables. Un hámster dando vueltas en una estación espacial multimillonaria, una sola palabra le mantuvo en movimiento: misión, misión. Ahora regresa al mundo tal y como es. Vivido, y en nada mejor que cuando lo abandonó. Un enorme vertedero para toda forma de saber, un semillero de crisis con cinco continentes, islas en un mar al que no le impo