Ir al contenido principal

Dos poemas de Nick Joaquin




BALADA DE LA EDAD PROVECTA

Los jóvenes en otros brazos
dislocan el tiempo, hacen muecas al aire,
alzan ciudades, visitan granjas,
y necesitan ser dos en su
orbitar. Pero a los viejos no les hace falta
compartir con nadie su lento arrastrarse
hacia el coche fúnebre.
No hay compañía para quien es demasiado viejo
como para emparejarse:
¡Alabado sea el cielo por estos pequeños dones!

Oh, cómo los jóvenes enjuagan sus encantos
en agua y jabón, en miel y mirra,
que llevan como un vestido: enjambres de amantes
retándose por doquier.
¿Baño, brocha y afeitado para alguien que te vestirá
como quien se pone unos vaqueros o un jersey?
No necesita baños quien es demasiado viejo para que lo vistan:
¡Alabado sea el cielo por estos pequeños dones!

Toda pasión ida, apagadas todas las alarmas
de quien espera solitario en la noche
donde por turnos el fracaso embelesa y hiere:
qué paz no ser más que un carroza.
Dejad que los “daños minimizados” de la juventud descubran
temporadas en el infierno en versos cínicos.
No hay infierno para quien es demasiado viejo
como para preocuparse por él:
¡Alabado sea el cielo por estos pequeños dones!

Juventud, disfruta tu desesperación fingida
al peinar tu condenada cabeza entre maldiciones.
No hay peine para quien es demasiado viejo como para tener pelo:
¡Alabado sea el cielo por estos pequeños dones!


SEIS DE LA TARDE

Trovador nocturno, gramático matutino,
arrepentido arquitecto de sílabas,
cada tarde mi torre de marfil se viene abajo.
Ocupo mi lugar en el autobús entre quienes regresan
al amor (domesticado) y al olor a cebolla en la sartén
y a mujeres que cosechan sus tendales mientras repica el Angelus.

Y yo, ¿qué rumbo llevo?

                  Mi jardín, mis cuatro muros
y tú que proyectas extrañas orillas en mi anhelo:
¿La Atlántida, el Caribe, Catay?
Conductor, ¿este autobús se detiene en el Sinaí?
El apocalipsis me aguarda: urgente es mi melancolía
de un mundo desconocido que tomaré prestado un rato
de la cálida carne consentida:
colonizador de las noches, esclavo de las mañanas. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Una entrevista con Ana Blandiana

    ANA BLANDIANA: “EMILY DICKINSON HA SIDO MI PROFESORA DE ECONOMÍA”   Martín López-Vega   Ana Blandiana (Timisoara, 1942) es uno de los mayores referentes de la poesía europea actual, y sin duda un referente moral en su país, Rumanía, lo que ha llevado a que se la compare con la rusa Ana Ajmátova o el checo Vaclav Havel. Autora de una novela, nueve ensayos, relatos fantásticos y un buen número de libros de poemas, es también una autora bastante publicada en nuestro país. Periférica ha publicado hasta la fecha sus libros de relatos  Proyectos de pasado y  Las cuatro estaciones ; y Pre-Textos, los libros de poemas  Mi patria A4 ,  El sol del más allá y El reflujo de los sentidos , y, recién salido de la imprenta,  Octubre, noviembre, diciembre . Hija de un sacerdote ortodoxo perseguido y encarcelado por el régimen comunista, quedó por ello marcada como “hija de un enemigo del pueblo”. Tras la publicación de su primer poema en una revista en 1...

Dos poemas de Daniel Jonas

 EL MEMBRILLO El membrillo por sí solo ya merecería un poema. No su flácida mermelada,  esa mutilación empalagosa, esa abyecta humillación de un fruto compacto, deslucido, brutal, sino el membrillo protuberante, poderoso, sin sentimientos puesto a secar en un tendedero, combándose bajo tan pesado sol.  UN JARRÓN VACÍO Un jarrón vacío espera una planta, algo que lo sustente, justifique ante el ojo impaciente. Un jarrón vacío vela su vacío la planta que fue o que será.  Humillándose de lluvia. 

Un poema de Álvaro de Campos

CANSANCIO (Álvaro de Campos) Lo que hay en mí es sobre todo cansancio. No de esto ni de aquello, ni siquiera de todo o de nada: cansancio a secas, tal como suena, cansancio. La sutileza de las sensaciones inútiles, las pasiones violentas por cosas vulgares, los amores intensos por lo imaginado en alguien, todo eso, eso y cuanto en todo ello eternamente falta, todo eso produce un cansancio, este cansancio, cansancio. No dudo que habrá quien ame el infinito, habrá sin duda quien desee lo imposible, habrá seguramente quien no quiera nada. Tres tipos de idealistas, y yo, ninguno de ellos: pues yo amo infinitamente lo finito, pues yo deseo imposiblemente lo posible, porque lo quiero todo, y un poco más, si puede ser, y si no puede ser, también… ¿Y el resultado? Para ellos la vida vivida o soñada, para ellos el sueño soñado o vivido, para ellos la media entre el todo y la nada, es decir, esto… Y para mí, solamente un enorme, un profundo, y, ay, con qué felicidad infecundo, cansancio, un supr...