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Dos poemas de Daniel Jonas

 EL MEMBRILLO


El membrillo por sí solo

ya merecería un poema.


No su flácida mermelada, 

esa mutilación empalagosa,


esa abyecta humillación

de un fruto compacto, deslucido, brutal,


sino el membrillo protuberante,

poderoso, sin sentimientos


puesto a secar en un tendedero,

combándose bajo tan pesado sol. 




UN JARRÓN VACÍO


Un jarrón vacío

espera una planta,


algo que lo sustente, justifique

ante el ojo impaciente.


Un jarrón vacío

vela su vacío


la planta que fue o que será. 

Humillándose de lluvia. 

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