Ir al contenido principal

Antes montaba grandes escándalos

Antes montaba grandes escándalos


(Algunos poemas de Golgona Anghel)


ANTES MONTABA GRANDES ESCÁNDALOS,
marchaba,
abría con una revolución la primera página del Expresso.
Estaba, seguramente, habituada a grandes poemas:
Os Lusíadas, la Divina Comedia.

Pero el destino decidió por nosotros.
Tiró a Barthes
bajo las ruedas de una furgoneta de lavandería;
contaminó a Foucault con el VIH;
encerró a Althusser en un manicomio.
Está claro que Dios no es estructuralista.

Podría escribirte un haiku
para simplificar la cosa.
Recuerdo a San Agustín, por ejemplo,
el verano de 384,
a una mujer en un cuarto
con un libro
leyendo
sin conseguir articular
palabra alguna.


NUEVE AÑOS DESPUÉS DE HABER MUERTO EN BARCELONA
en la lista de espera para un trasplante de hígado
el poeta sigue siendo redescubierto
como la pródiga llegada de otros tiempos.

Aun buscando su nombre
en listas e invitaciones
llenos de solidaridad de salón
vamos perfeccionando sin querer
sentencias y cortes de pelo.

Algo envejecidos
bajo nuestros trajes de revuelta
cambiamos entretanto la historia por el panfleto.
Pasamos todos de la erudición al aforismo.
Libres de pelucas, guillotinas y caballos
tenemos un abanico de ideas para publicidades y tatuadores.

Filósofos de dictadores
acumulamos críticas y estrellas:
sin ron, sin flores y sin velas.
No hay deshecho, nadie habla.
La noche se abre en nosotros
silenciosa, como una bala.



¿DE LO QUE TE DIGO, QUÉ ENTIENDES?
He hablado de doscientos libros, de música, de fútbol,
de Nuestra Señora, de esperas y fugas,
de guerras y tetas.
Te entregué mis manos, mi cabeza,
las llaves del coche y, lo que es peor,
la imaginación, como prueba de mi ausencia.

Cada diez segundos sale una hornada de sentidos nuevos.
Lo que, dicho sea de paso,
no tiene nada de extraordinario,
pues cada de uno de nosotros posee una fábrica casera de sentido
y una despensa donde guarda las certezas junto a las conservas.
¿Pero qué porcentaje de comprensión
hay en esta sala de manicomio?
¿23%? ¿24%?
Me quedé aquí encerrada durante 350 mil horas,
tomé 630 kg de comprimidos
y gasté 17 mil euros.
Y sin embargo, estoy mal. Estoy cada vez peor. 
He engordado, he perdido pelo.
Cuando por fin salí
tuve que comprarme un vestido en la tienda más cercana
para sentirme mejor.


DESPIERTO CON FORMA DE CUBITO DE HIELO.
Mi cabeza es una cúpula de cristal
en la que Mourinho decidió introducir
en el último minuto de partido
una trompeta de plástico.
En el descanso, soy llevada en un trineo
por una horda de perros.
Atravesamos Siberia.
Pierdo una sandalia por el camino.
Me quedo sin batería en el móvil.
Y en el momento preciso en que consigo,
por fin, sujetar las riendas
y encontrar un horóscopo
en el bolsillo del pijama,
deciden tocar la campanita y me quedo
minutos de un tirón intentando entender
cómo funciona la mierda del intercomunicador.
Paso el punto álgido del día agarrada a los botones
sin saber, al final, qué querían:
leer el contador del gas o la pista de la semana.


NO ME GUSTA CONTAR LOS DESASTRES EN DETALLE
pero, si quieren, puedo escribir una lista con nombres y camas.

Soy muy capaz de mojar el piececito en la historia de la barbarie,
condecorar el miedo,
cortarme la mano con la que limpio las heridas
de una civilización en decadencia.

Puedo perfectamente
ir afilando el filo de la esperanza
con la flor blanca de un cáncer.

Soy, en definitiva, ese comediante callejero
que sirve a desconocidos,
en vasos pequeños,
la medida cierta de su agonía.
Descubre sueños
donde otros sólo encuentran conejos.
Hoy, por ejemplo, al quitarse los guantes
se dio cuenta de que le faltaban dedos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Una entrevista con Ana Blandiana

    ANA BLANDIANA: “EMILY DICKINSON HA SIDO MI PROFESORA DE ECONOMÍA”   Martín López-Vega   Ana Blandiana (Timisoara, 1942) es uno de los mayores referentes de la poesía europea actual, y sin duda un referente moral en su país, Rumanía, lo que ha llevado a que se la compare con la rusa Ana Ajmátova o el checo Vaclav Havel. Autora de una novela, nueve ensayos, relatos fantásticos y un buen número de libros de poemas, es también una autora bastante publicada en nuestro país. Periférica ha publicado hasta la fecha sus libros de relatos  Proyectos de pasado y  Las cuatro estaciones ; y Pre-Textos, los libros de poemas  Mi patria A4 ,  El sol del más allá y El reflujo de los sentidos , y, recién salido de la imprenta,  Octubre, noviembre, diciembre . Hija de un sacerdote ortodoxo perseguido y encarcelado por el régimen comunista, quedó por ello marcada como “hija de un enemigo del pueblo”. Tras la publicación de su primer poema en una revista en 1...

Dos poemas de Daniel Jonas

 EL MEMBRILLO El membrillo por sí solo ya merecería un poema. No su flácida mermelada,  esa mutilación empalagosa, esa abyecta humillación de un fruto compacto, deslucido, brutal, sino el membrillo protuberante, poderoso, sin sentimientos puesto a secar en un tendedero, combándose bajo tan pesado sol.  UN JARRÓN VACÍO Un jarrón vacío espera una planta, algo que lo sustente, justifique ante el ojo impaciente. Un jarrón vacío vela su vacío la planta que fue o que será.  Humillándose de lluvia. 

Tres poemas de Archie Swanson

  NO nunca me han llamado un no-algo nunca un no-africano un no-indio o un sin-color pero esta noche en bandar lampung en medio de esta desgarbada muchedumbre todos pegados tocando las bocinas de sus motocicletas ciudad portuaria embotellada del sur de sumatra podría bien ser el único no-indonesio de la ciudad es noche de karaoke en el hotel Amalia y del mismo modo que esa gente feliz sube al escenario uno detrás de otro para cantar sus hinchadas baladas bahasa me siento levantado y recogido por su amable bienvenida y lo cierto es que no me siento para nada un no-nada perdóname perdóname hijo de majapahit pues desde aquí se llevaron a muchos de los vuestros con vuestros corazones amorosos con música y artesanía en la yema de vuestros dedos con canciones en vuestros labios y pies danzarines y os encadenamos y os llamamos no no no no os llamamos no   SULEIMÁN hola señor el viejecito diminuto ha aparecido de ninguna parte y se ha sentado en el suelo junto a mí un poco más allá ba...